La Psilocibina (Hongos Alucinogenos) .


 Resumen

La psilocibina es una sustancia que se encuentra en los hongos mágicos que tiene efectos psicodélicos y terapéuticos. La psilocibina actúa sobre los receptores de serotonina en el cerebro y produce cambios en la actividad y la conectividad neuronal que pueden facilitar el tratamiento de enfermedades mentales como la depresión, el estrés postraumático, las adicciones o la ansiedad existencial. La psilocibina se usa como parte de una terapia asistida por psicodélicos que combina la administración controlada de la sustancia con un acompañamiento psicológico. 

La psilocibina es segura desde el punto de vista físico, pero puede tener riesgos psicológicos si se usa sin supervisión médica o en un entorno inadecuado. La psilocibina es una sustancia que está revolucionando la psiquiatría y que ofrece una nueva esperanza para las personas que sufren de problemas de salud mental.

Introducción:
Los hongos mágicos son conocidos por sus efectos psicodélicos que pueden alterar la percepción y la conciencia de quien los consume. Pero más allá de su uso recreativo o espiritual, estos hongos contienen una sustancia llamada psilocibina que tiene un gran potencial terapéutico para tratar diversas enfermedades mentales que afectan a millones de personas en el mundo.

En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre los usos terapéuticos de la psilocibina, una sustancia que está revolucionando la psiquiatría.

Historia de la psilocibina
La psilocibina es una sustancia que ha fascinado a la humanidad desde tiempos ancestrales. Se trata de un compuesto químico que se encuentra en ciertos tipos de hongos, conocidos popularmente como hongos mágicos o alucinógenos, que tienen la capacidad de alterar la percepción y la conciencia de quien los consume. 

¿Pero cuál es el origen y la evolución de esta misteriosa molécula? ¿Qué efectos tiene sobre el cerebro y la mente? ¿Qué usos se le han dado a lo largo de la historia? En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre la psilocibina, un psicodélico que ha sido utilizada con fines religiosos, terapéuticos y recreativos.

La psilocibina es una triptamina, es decir, una sustancia derivada del aminoácido triptófano, que tiene una estructura similar a la serotonina, un neurotransmisor implicado en el estado de ánimo, el sueño y el apetito. Cuando se ingiere, la psilocibina se transforma en psilocina, que es la forma activa que se une a los receptores de serotonina en el cerebro, provocando una serie de cambios en el funcionamiento neuronal y en la actividad cerebral. Estos cambios se traducen en una serie de efectos psicológicos que pueden variar según la dosis, el tipo de hongo, el contexto y las características personales del consumidor.

Algunos de estos efectos son:

  • Alucinaciones visuales, auditivas, táctiles o sinestésicas, es decir, la percepción de estímulos que no existen o la mezcla de sentidos.
  • Distorsiones del tiempo y del espacio, como la sensación de que el tiempo pasa más lento o más rápido, o que las distancias o las formas se alteran.
  • Alteraciones emocionales, como euforia, alegría, miedo, ansiedad o tristeza.
  • Cambios cognitivos, como pérdida de concentración, confusión, pensamiento abstracto o creativo, introspección o pérdida del sentido del yo.
  • Experiencias místicas o espirituales, como la sensación de conexión con uno mismo, con los demás o con el universo, o la vivencia de trascendencia o iluminación.
La historia de la psilocibina se remonta a miles de años atrás. Se cree que los primeros humanos que consumieron estos hongos fueron los cazadores-recolectores del Paleolítico, que los encontraban en sus expediciones por los bosques y las praderas. Algunas evidencias arqueológicas y artísticas sugieren que estos hongos fueron utilizados con fines rituales y chamánicos por diversas culturas antiguas, como los egipcios, los sumerios, los indios vedas o los celtas.

Sin embargo, el uso más documentado y extendido de la psilocibina se dio en Mesoamérica, donde los pueblos precolombinos como los mayas, los aztecas o los zapotecas empleaban estos hongos en ceremonias religiosas para comunicarse con sus dioses o sus ancestros.

Los españoles que llegaron a América en el siglo XVI quedaron impresionados por estas prácticas y las consideraron como una forma de idolatría y brujería. Por ello, prohibieron y persiguieron el consumo de estos hongos, que quedaron relegados al ámbito clandestino y rural.

El redescubrimiento de la psilocibina para el mundo occidental se produjo en el siglo XX gracias a dos personajes clave: R. Gordon Wasson y Albert Hofmann. Wasson era un banquero estadounidense aficionado a la etnobotánica que viajó a México en 1955 para participar en una ceremonia tradicional con hongos alucinógenos dirigida por una curandera indígena.

Wasson era un banquero estadounidense aficionado a la etnobotánica que viajó a México en 1955 para participar en una ceremonia tradicional con hongos alucinógenos dirigida por una curandera indígena llamada María Sabina. Wasson quedó impresionado por la experiencia y escribió un artículo para la revista Life en 1957 titulado “Buscando el hongo mágico”, que causó un gran impacto en la cultura popular y despertó el interés por estos hongos en muchos intelectuales, artistas y científicos

Hofmann era un químico suizo que había descubierto el LSD en 1943 y que se interesó por la psilocibina después de leer el artículo de Wasson. En 1958, Hofmann logró aislar y sintetizar la psilocibina a partir del hongo Psilocybe mexicana, que le había enviado Wasson desde México. Hofmann también probó los efectos de la psilocibina en sí mismo y los describió en su libro “LSD: Mi hijo problemático”. Hofmann colaboró con Wasson y otros investigadores para estudiar la química, la farmacología y la historia de los hongos psilocibios

La psilocibina se convirtió en un psicodélico muy popular en los años 60 y 70, especialmente entre el movimiento contracultural y hippie, que buscaba nuevas formas de expresión y conciencia. Algunos personajes famosos que consumieron psilocibina fueron Aldous Huxley, Timothy Leary, John Lennon o Steve Jobs. 

Sin embargo, el uso indiscriminado y no regulado de esta sustancia también provocó problemas de salud pública, abuso y dependencia. Por ello, la psilocibina fue prohibida en la mayoría de los países y clasificada como un psicodélico ilegal sin valor médico ni terapéutico.

A pesar de esta prohibición, algunos científicos y médicos continuaron investigando las propiedades y los beneficios potenciales de la psilocibina para tratar diversas enfermedades mentales, como la depresión, la ansiedad, el estrés postraumático o las adicciones.

En las últimas décadas, se han realizado numerosos estudios clínicos que han demostrado la seguridad y la eficacia de la psilocibina como una herramienta terapéutica cuando se administra bajo supervisión médica y en un entorno controlado.

Estos estudios también han revelado que la psilocibina puede inducir experiencias místicas o espirituales que tienen un efecto positivo y duradero en el bienestar psicológico y existencial de los pacientes

La historia de la psilocibina es una historia de descubrimiento, exploración, prohibición y redescubrimiento. Es una historia que nos muestra cómo una sustancia natural puede tener un gran impacto en la cultura, la ciencia y la medicina.

Es una historia que nos invita a reflexionar sobre el papel de las drogas en nuestra sociedad y sobre la necesidad de regular su uso de forma responsable y respetuosa. 

La psilocibina es una sustancia que nos abre las puertas a otras realidades, pero también nos enfrenta a nuestros propios miedos, deseos y creencias. Es una sustancia que nos ofrece una oportunidad de crecimiento personal, pero también nos exige un compromiso ético.

Usos terapéuticos de la psilocibina
La psilocibina es una sustancia que se halla en algunos tipos de hongos, conocidos popularmente como hongos mágicos o alucinógenos, que tiene la capacidad de provocar efectos psicológicos intensos y profundos en quien los consume. 

Estos efectos pueden incluir alucinaciones, distorsiones del tiempo y el espacio, cambios emocionales, experiencias místicas y alteraciones del sentido del yo. Pero más allá de su potencial recreativo o espiritual, la psilocibina también tiene un gran potencial terapéutico para tratar diversas enfermedades mentales, como la depresión, la ansiedad, el estrés postraumático o las adicciones. 

En este artículo te explicamos cómo funciona la psilocibina y qué beneficios puede aportar a la salud mental.

¿Cómo funciona la psilocibina?
La psilocibina es una sustancia que pertenece al grupo de las triptaminas, que tienen una estructura química similar a la serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo, el sueño y el apetito. Cuando se ingiere, la psilocibina se convierte en psilocina, que es la forma activa que se une a los receptores de serotonina en el cerebro. 

Esto produce una serie de cambios en la actividad cerebral y en el funcionamiento neuronal, que afectan a distintas áreas y redes cerebrales relacionadas con la percepción, la cognición, la emoción y el sentido del yo.

Uno de los efectos más notables de la psilocibina es que disminuye la actividad del llamado modo predeterminado (DMN, por sus siglas en inglés), que es un conjunto de regiones cerebrales que se activan cuando estamos en reposo o divagando. El DMN está asociado con el pensamiento autorreferencial, es decir, con los procesos mentales que tienen que ver con nuestra identidad, nuestra historia personal y nuestras expectativas sobre el futuro. 

El DMN también está implicado en los síntomas de algunas enfermedades mentales, como la rumiación, el aislamiento o el egocentrismo.

La psilocibina reduce la conectividad entre las regiones del DMN y aumenta la conectividad entre otras regiones cerebrales que normalmente no se comunican entre sí. Esto genera un estado de hiperconectividad cerebral que favorece la emergencia de nuevas formas de pensar, sentir y percibir. 

La psilocibina también aumenta la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad de las neuronas para formar nuevas conexiones y adaptarse a los cambios. 

Estos efectos pueden durar más allá de los efectos agudos de la sustancia y facilitar el aprendizaje y la consolidación de nuevos hábitos y comportamientos.

La psilocibina puede beneficiar a las personas con trastorno por estrés postraumático (TEPT), una condición que se caracteriza por revivir traumas pasados, evitar situaciones que los recuerden, tener pesadillas o flashbacks, sentirse ansioso o hiperalerta y tener dificultades para confiar o relacionarse con los demás.

La psilocibina puede facilitar el procesamiento y la integración de los recuerdos traumáticos, reducir el miedo y la evitación, aumentar la confianza y la apertura y generar una sensación de paz y aceptación

La psilocibina puede favorecer a las personas con adicciones, como el alcoholismo, el tabaquismo o la dependencia de opioides. La psilocibina puede romper los patrones de conducta adictiva, disminuir el deseo o el ansia por la sustancia, aumentar la motivación y la voluntad para cambiar y reforzar los valores personales y las metas vitales

La psilocibina puede asistir a las personas con enfermedades terminales o crónicas que sufren de ansiedad existencial, depresión o miedo a la muerte. La psilocibina puede aliviar el sufrimiento psicológico, mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida, generar experiencias de trascendencia o conexión espiritual y cambiar la actitud hacia la muerte.

La psilocibina puede beneficiar a las personas con trastorno por estrés postraumático (TEPT), una condición que se caracteriza por revivir traumas pasados, evitar situaciones que los recuerden, tener pesadillas o flashbacks, sentirse ansioso o hiperalerta y tener dificultades para confiar o relacionarse con los demás. 

La psilocibina puede facilitar el procesamiento y la integración de los recuerdos traumáticos, reducir el miedo y la evitación, aumentar la confianza y la apertura y generar una sensación de paz y aceptación

La psilocibina puede favorecer a las personas con adicciones, como el alcoholismo, el tabaquismo o la dependencia de opioides. La psilocibina puede romper los patrones de conducta adictiva, disminuir el deseo o el ansia por la sustancia, aumentar la motivación y la voluntad para cambiar y reforzar los valores personales y las metas vitales

La psilocibina puede asistir a las personas con enfermedades terminales o crónicas que sufren de ansiedad existencial, depresión o miedo a la muerte. La psilocibina puede aliviar el sufrimiento psicológico, mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida, generar experiencias de trascendencia o conexión espiritual y cambiar la actitud hacia la muerte.

¿Cómo se usa la psilocibina?
La psilocibina no se emplea como un fármaco convencional que se ingiere de forma regular o independiente. La psilocibina se utiliza como parte de un tratamiento integral que combina la administración controlada y supervisada de la sustancia con un acompañamiento psicológico antes, durante y después de la experiencia. 

Este modelo se denomina terapia asistida por psicodélicos. La terapia asistida por psicodélicos implica varias sesiones en las que se prepara al paciente para la experiencia con psilocibina, se le suministra una dosis adecuada según su peso y su condición clínica, se le proporciona un entorno seguro y confortable donde pueda relajarse y dejarse llevar por los efectos de la sustancia, se le brinda apoyo emocional y guía por parte de uno o dos terapeutas durante el viaje y se le ayuda a integrar e interpretar lo experimentado en las sesiones posteriores. 

La terapia asistida por psicodélicos tiene como finalidad facilitar que el paciente tenga una vivencia significativa y transformadora que le permita acceder a aspectos profundos de su mente, resolver conflictos internos, sanar heridas emocionales, cambiar creencias limitantes, ampliar su perspectiva y generar cambios positivos en su vida.

¿Qué riesgos tiene la psilocibina?
La psilocibina es una sustancia segura desde el punto de vista físico, ya que no produce toxicidad ni daño orgánico ni dependencia ni abstinencia. No obstante, la psilocibina puede tener riesgos desde el punto de vista psicológico, especialmente si se utiliza sin supervisión médica o en un entorno inadecuado.

Algunos de los riesgos que puede tener la psilocibina son:

  • Reacciones desfavorables o vivencias desagradables durante el viaje, como ansiedad, pánico, paranoia, confusión o desorientación. Estas reacciones pueden ser ocasionadas por una dosis excesiva, un estado anímico negativo previo, una carencia de preparación o expectativas adecuadas o un entorno hostil o perturbador.

  • Efectos residuales o persistentes después del viaje, como alteraciones perceptivas, emocionales o cognitivas que pueden perdurar días o semanas. Estos efectos pueden ser originados por una falta de integración o comprensión de lo experimentado, una predisposición genética o personal a trastornos mentales o una interacción con otros medicamentos o sustancias.

Conclusión:

La psilocibina es una sustancia que abre las puertas a otras realidades y que nos ofrece una oportunidad de crecimiento personal y sanación. Sin embargo, también nos exige un compromiso ético y responsable. La psilocibina no es una droga milagrosa ni una solución mágica para los problemas de salud mental. 

La psilocibina es una herramienta que debe usarse con precaución y respeto, bajo la guía de profesionales cualificados y en un contexto adecuado. La psilocibina es una sustancia que nos invita a reflexionar sobre el papel de las drogas en nuestra sociedad y sobre la necesidad de regular su uso de forma científica y humanista. La psilocibina es una sustancia que nos desafía a explorar los misterios de nuestra mente y a descubrir nuestro verdadero potencial.

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