Los estados alterados de conciencia son aquellos en los que la percepción, la cognición y/o la autoconciencia se modifican en relación a la conciencia ordinaria. Estos estados pueden ser inducidos por una variedad de factores, incluyendo el sueño, la meditación, el ayuno, el ejercicio físico intenso, las drogas psicoactivas y las prácticas espirituales.
Los estados alterados de conciencia pueden ser caracterizados por cambios en la percepción sensorial, como una mayor intensidad o una distorsión de los colores, formas y sonidos. También pueden incluir experiencias emocionales intensas, cambios en el pensamiento y la capacidad de concentración, así como una sensación de disociación o separación del cuerpo físico.
En algunos casos, los estados alterados de conciencia pueden ser una experiencia positiva y transformadora, y se han utilizado durante siglos en prácticas espirituales y religiosas para lograr un mayor conocimiento de sí mismo y una conexión con lo divino. Sin embargo, también pueden ser peligrosos y pueden llevar a una pérdida de control y una disminución de la capacidad para tomar decisiones racionales.
Es importante tener en cuenta que los estados alterados de conciencia no son necesariamente algo "anormal" o patológico, y pueden ser una parte natural de la experiencia humana. Sin embargo, si se están experimentando de manera frecuente o si interfieren con el funcionamiento normal en la vida cotidiana, es importante buscar la ayuda de un profesional de la salud mental para abordar cualquier problema subyacente.