Liana de la muerte o Ayahuasca .


Introducción:
La ayahuasca es una bebida sagrada que se prepara con una planta del mismo nombre. Se usa desde hace miles de años en la selva amazónica por diversos pueblos originarios que la consideran una medicina para el cuerpo, la mente y el espíritu. La ayahuasca tiene una conexión con la cultura y la cosmovisión incaica, que se refleja en sus mitos y sus rituales. La ayahuasca también ha despertado el interés de la ciencia y la psicoterapia moderna, que buscan integrar los conocimientos ancestrales con los métodos terapéuticos actuales. La ayahuasca puede inducir experiencias de muerte y renacimiento, de contacto con seres y realidades espirituales, de sanación de traumas y crisis existenciales. Sin embargo, la ayahuasca también tiene riesgos y desafíos, como el uso irresponsable y comercial, el engaño y la inmoralidad de falsos chamanes, y las resistencias culturales y etnocéntricas. Por eso, es importante tener mucho cuidado y respeto al acercarse a esta planta sagrada, que es una herencia de los antepasados y una herramienta o tecnología espiritual para expandir la conciencia y sanar el alma humana.

Desarrollo:
Liana de la muerte o ayahuasca (Banisteriopsis caapi) es una palabra que proviene del runasimi o quechua, el idioma de los incas. Significa “liana de la muerte” y se refiere a una planta que se usa para elaborar una bebida sagrada que consumen diversos pueblos de la Amazonía, como los shipibos, los ashaninkas, los shuar, los amahuacas, los lamas y los huachipaire, entre otros.

Según las historias míticas de los ashaninkas, un pueblo originario del Amazonas, los incas les enseñaron los rituales y el uso sagrado y medicinal de la ayahuasca, una bebida que se prepara con una planta del mismo nombre. Estas historias se transmiten oralmente de generación en generación.

Se cree que los incas se expandieron por diversas zonas de la selva y compartieron su cultura con otros pueblos que también usan la ayahuasca hasta hoy.

La cultura y la cosmovisión incaica se encuentran presentes en la selva. Según Federico Kauffman Doig, citado por Soria (1995), muchos incas escaparon de los españoles y se refugiaron en la Amazonía. Algunos se establecieron cerca del río Huallaga y fundaron el pueblo Chazuta, mientras que otros siguieron por el Huallaga y el Ucayali hasta llegar a Brasil. Por eso, pueblos como los shipibos y los ashaninkas consideran al Inca como su padre y sus mitos hablan del padre y dios Sol y de su regreso.

Además, se sabe que hubo intercambios culturales entre los andinos y los amazónicos desde mucho antes del auge incaico.

El origen de la ayahuasca, una bebida sagrada que se prepara con una planta del mismo nombre, se pierde en la antigüedad. Se cree que se usa desde hace miles de años, desde que la cerámica llegó a la Amazonía. La historia de los pueblos andinos y amazónicos se basa en sus mitos. La ayahuasca se difundió por casi toda la selva y sigue siendo la bebida más importante para sus rituales religiosos.

Hoy en día, el Perú reconoce los saberes y usos tradicionales de la ayahuasca de las comunidades nativas amazónicas como parte de su patrimonio cultural. Además, algunos psicólogos y médicos peruanos están buscando integrar los conocimientos ancestrales de la cultura andina y amazónica con la psicoterapia moderna.

La ayahuasca ha despertado el interés de muchos investigadores extranjeros que la estudian desde diferentes perspectivas: antropológica, etnobotánica, neurológica, psicológica, etc. La ayahuasca ya no es exclusiva de los pueblos amazónicos.

Hace casi un siglo que forma parte de religiones que mezclan elementos de distintas tradiciones en Brasil y, en las últimas dos décadas, el turismo místico que busca la ayahuasca ha crecido enormemente. Así, se ha vuelto muy común encontrar falsos chamanes que viajan por el mundo ofreciendo sus servicios.

La ayahuasca es una bebida ancestral que requiere de mucho cuidado y respeto. Hay quienes la usan de forma irresponsable y comercial, y quienes engañan y abusan de los que buscan una experiencia auténtica. Por eso, hay que ser muy precavidos al elegir a un chamán que guíe el ritual.

La ayahuasca se llama también “liana de la muerte” porque induce estados de conciencia que parecen acercar a la persona a la dimensión espiritual de la realidad. Es un mundo no material pero real, que en psicología profunda se llama el mundo de la realidad psíquica o el mundo arquetípico. Muchos participantes de las sesiones de ayahuasca dicen sentir que mueren o que experimentan la muerte misma.

El Perú reconoce los saberes y usos tradicionales de la ayahuasca de las comunidades nativas amazónicas como parte de su patrimonio cultural. Además, algunos psicólogos y médicos peruanos están buscando integrar los conocimientos ancestrales de la cultura andina y amazónica con la psicoterapia moderna.

La ayahuasca puede provocar una experiencia de muerte que varía según la persona. Algunos la viven con miedo y terror, pero otros la sienten como una paz absoluta y una entrega total. En algunos casos, la muerte es el paso previo a un renacimiento o una renovación espiritual y también a un encuentro con seres y realidades espirituales.

La ayahuasca te lleva a un viaje por la muerte y el mundo de los espíritus, donde es importante tener un guía que te ayude a volver más limpio, más sano, con más claridad, más fuerza y más sabiduría. Ese guía se llama chamán o shaman y tiene una función muy antigua y universal: ser el intermediario entre el mundo espiritual y el mundo ordinario de los sentidos y la materia. La ayahuasca es clave para el chamán, porque le permite entrar en el otro mundo y traer conocimiento y sabiduría de allí, para ayudar a su pueblo y a quien lo solicite.

Los nobles guerreros incas eran arquetipos de guerrero, sacerdote y mago que dominaban tanto el mundo de los sentidos como el mundo espiritual. Esta herencia incaica que se conservó en la selva está casi perdida, pero no muerta.

Hoy en día no hay escuelas que enseñen estos conocimientos o entrenamientos espirituales. Solo el chamanismo amazónico ha guardado parte de ellos. Los chamanes afirman que la ayahuasca tiene espíritus que custodian secretos y conocimientos en otra realidad y que pueden revelarlos a quien los busque.

La sabiduría y la nobleza de los antepasados no se han borrado. Quizás están en los genes o en el inconsciente colectivo. Los conocimientos sobre plantas medicinales, dietas, ayunos y cantos de sanación siguen vigentes en los pueblos amazónicos. Ellos han preservado una parte importante del legado y ahora se abre un nuevo tiempo de intercambio cultural, de conocimiento y de sabiduría.

Es el tiempo de los nuevos amautas y de las posibilidades de desarrollo de nuestra sociedad en todos los ámbitos: material, económico, político, ético y espiritual. Tal vez la ayahuasca tenga un papel importante en este proceso de intercambio, desarrollo y despertar. La ayahuasca es una planta sagrada, heredada de los antepasados, que es una herramienta o tecnología espiritual para expandir la conciencia y sanar el cuerpo, la mente y el espíritu, si se usa con honestidad, respeto y sabiduría.

La ayahuasca tiene muchos nombres: abuela, madre, sirena, princesa y maestra. Es una planta de poder y una purga poderosa. En la selva peruana, el brebaje se usa tanto para curar como para hechizar, tanto para encantar como para combatir entre chamanes.

La ayahuasca es un brebaje ancestral que se usa en la selva por chamanes y taitas. Muchos peruanos solo ven este aspecto pintoresco y la consideran peligrosa y extraña a sus vidas.

Pero la ayahuasca también ha despertado el interés mundial por sus propiedades místicas, medicinales, terapéuticas y espirituales. Por eso, hay peruanos que quieren conocerla mejor y experimentar sus beneficios.

En Perú hay centros de retiros que ofrecen sesiones de ayahuasca, pero no todos tienen el mismo enfoque. Algunos buscan integrar las prácticas de los pueblos amazónicos, las tradiciones de sabiduría y los métodos terapéuticos.

Otros trabajan con ayahuasca con compromiso, seriedad, vocación y rigor metodológico. Pero también hay lugares que usan la ayahuasca desde una perspectiva new age poco seria y coherente.

La ayahuasca se presenta como una medicina para el alma humana, que puede ofrecer una experiencia de transformación y cambio de vida. Puede ayudar a sanar traumas, complejos y crisis existenciales que afectan a muchas personas en la civilización moderna, consumista y materialista.

En las ciudades, hay muchos que sufren de desórdenes emocionales y psicológicos, o enfermedades mentales como depresión, obsesión, ansiedad, angustia, neurosis y psicosis. Son males del alma humana, males del espíritu, interferencias y bloqueos espirituales. Y hay quienes buscan desesperadamente un alivio y una curación a sus males con la ayahuasca.

La ayahuasca puede ayudar a sanar los males del alma humana, pero ¿cómo lo hace? En las últimas dos décadas se ha avanzado mucho en este sentido. Hay un gran interés en integrar la medicina indígena tradicional con la medicina contemporánea, aunque hay obstáculos etnocéntricos y culturales.

Por eso, se está desarrollando una terapia con ayahuasca que combina los aspectos terapéuticos y espirituales, desde una perspectiva transpersonal y transcultural. Para ello, se apoya en la psicología humanista y las terapias psicoespirituales.

La ayahuasca es el elemento principal de los retiros o la terapia, pero también importa la integridad, el conocimiento, la capacidad y la autenticidad del guía que dirige la ceremonia y el proceso terapéutico. La investigación indica que los efectos positivos a largo plazo de la ayahuasca para la terapia dependen de un buen proceso de interpretación, asimilación e integración de las experiencias en las sesiones de ayahuasca.

Conclusión:
La ayahuasca es una bebida sagrada que tiene una larga historia y una gran riqueza cultural y espiritual. Es una medicina ancestral que puede ayudar a sanar los males del alma humana, pero también requiere de mucho cuidado y respeto. La ayahuasca nos conecta con la sabiduría y la nobleza de los antepasados, pero también nos enfrenta a los desafíos y las oportunidades de la modernidad. 

La ayahuasca nos abre las puertas a una dimensión espiritual de la realidad, pero también nos invita a integrar nuestras experiencias con nuestra vida cotidiana. La ayahuasca es una planta sagrada que nos ofrece una experiencia de transformación y cambio de vida, pero también depende de nosotros aprovecharla con honestidad, responsabilidad y sabiduría.

Fuente: web.

*

Publicar un comentario (0)
Artículo Anterior Artículo Siguiente